Tarta de chocolate y zanahoria

¡Hola a todos!

Soy BlueDressedChef y, aunque parezca mentira, ya llevo algún tiempo en la blogosfera. En primer lugar como un simple curioso en búsqueda de recetas, inspiración o fotografías, y en segundo lugar como parte del proyecto del que ahora nace este blog: BlueDressedDoll.

¿Por qué un blog de cocina? Hace tiempo que los lectores de BlueDressedDoll se empezaron a interesar por algunas de las recetas de los platos que aparecían fotografiados en el blog. Es por esto que, después de mucho pensar y mucho darle vueltas, decidimos crear un blog paralelo que yo gestionaría y donde podría contaros un poco más sobre mi pasión: la cocina y todo lo que le rodea.

Sin más, os dejo con mi primera receta, esta tarta de chocolate con leche y zanahoria que hice para el cumpleaños de N el pasado mayo. Está espectacular.

Tarta de chocolate y zanahoria

Ingredientes para el bizcocho de zanahoria:

• Un buen puñado de nueces peladas (unos 75 gramos)
• 300 gramos de zanahorias
• 4 rojadas de piña
• 4 huevos (talla M) a temperatura ambiente
• 150 gramos azúcar blanca
• 100 gramos azúcar moreno
• 230 ml. de aceite de girasol (el de oliva también serviría, pero deja un sabor demasiado intenso)
• 1 cucharadita de extracto de vainilla (se puede utilizar esencia de vainilla, pero es más química)
• 180 gramos de harina de trigo
• 80 gramos de harina integral de trigo
• 50 gramos de cacao en polvo (el de Valor es perfecto y no aporta dulzor extra)
• 1 cucharadita de bicarbonato
• 2 cucharaditas de levadura química
• Una pizca de sal
• 3 cucharaditas de canela
• 1 cucharadita de jengibre en polvo
• 1 cucharadita de nuez moscada
• 1 cucharadita de ralladura de naranja

Ingredientes para la ganache de chocolate con leche:

• 300 ml. de nata para montar
• 400 gramos de chocolate con leche

Ingredientes para decorar la tarta:

• Fondant rosa (yo utilicé el blanco teñido con unas gotas de colorante rosa)
• 10 chocolatinas Kit-Kat

En primer lugar vamos a calentar el horno a 180º. Cuando esté caliente pondremos las nueces peladas en una bandeja para que se tuesten, entre 5 y 10 minutos. Pasado ese tiempo las sacamos del horno y las dejamos enfriar a temperatura ambiente, para machacarlas ligeramente en un mortero.

Una vez tenemos las nueces listas, comenzamos a preparar el resto de los ingredientes. Para ello pelaremos y rallaremos la zanahoria hasta que quede muy fina. No importa que se nos haga pasta, ya que no queremos que haya trozos. Por otro lado, hacemos lo propio con la piña y las mezclamos.

Es hora de ponernos con las harinas, que mezclaremos junto con la sal, el bicarbonato, el cacao en polvo, la canela, el jengibre, la nuez moscada y la ralladura de naranja hasta que nos quede todo bien integrado. Este paso es muy importante, así evitaremos que nos queden grumos en la masa.

Por otro lado batiremos los huevos con unas varillas hasta que queden espumosos. Una vez los tenemos, añadimos los dos tipos de azúcar y continuaremos batiendo para integrarlas bien con el huevo, unos 5 minutos. Posteriormente, añadiremos el extracto de vainilla junto con el aceite de girasol, que dejaremos caer poco a poco y sin parar de batir, para que el bizcocho nos quede húmedo y jugoso. Continuaremos batiendo unos minutos hasta que tengamos una mezcla suave.

En repostería el orden es muy importante, por lo que añadiremos la mezcla de huevos y azúcar sobre la mezcla de harinas, mezclando suavemente con una espátula de silicona hasta que se integren todos los ingredientes. Cuando tengamos una sola masa homogénea, añadiremos las nueces, la piña y la zanahoria y mezclaremos bien.

Es hora de hornear y para ello lo mejor es utilizar dos moldes redondos. Yo utilizo los desechables de Mercadona, que son perfectos para desmoldar y no son nada caros. Total, que esparcimos la masa sobre los moldes, previamente engrasados con un poco de mantequilla e introducimos en el horno precalentado a 180º. No nos interesa que quede costra crujiente en la parte superior, así que lo dejaremos durante 35/40 minutos. Un truco para comprobar la firmeza del bizcocho es pincharlo con un palillo, y si sale limpio es que ya está listo. Una vez se haya cocinado, lo dejamos enfriar a temperatura ambiente durante un par de horas como mínimo antes de montar la tarta.

Mientras el bizcocho se hornea, prepararemos nuestro ganache. Es muy fácil y es súper práctico para hacer coberturas y rellenos, como en este caso. En primer lugar ponemos la nata en un cazo hasta que hierva. En ese momento retiramos del fuego y añadimos el chocolate, sin parar de remover en círculos, hasta que que se funda y se integre con la nata. Dejamos enfriar en la nevera un par de horas hasta que tenga una textura más sólida y una vez esté listo batimos con las varillas para darle volumen a la mezcla.

Con mucho cuidado, cortamos por la mitad cada uno de los bizcochos, hasta tener un total de 4 planchas. Ponemos una primera plancha sobre el plato donde vayamos a servir la tarta y echamos una capa de la ganache, que extenderemos con una espátula. Posteriormente ponemos encima otra plancha de bizcocho y repetimos el proceso, hasta que nos quede la última plancha en la parte superior, que cubriremos con ganache (no es necesario que quede perfectamente extendida).

Ahora es el momento de decorar la tarta. Para ello extenderemos una cucharada de ganache sobre la parte posterior de cada una de las chocolatinas Kit-Kat y las pegaremos en verticar sobre los laterales de la tarta, a modo de barril y con cuidado de que no se nos suelten. Yo utilicé un lazo de raso blanco para fijar aún más la chocolatinas a la tarta y darle un bonito toque decorativo. La metemos en la nevera mientras preparamos nuestros cerditos de fondant.

Para hacer los cerditos quizás necesitamos algo más de maña. Yo soy un negado confeso para este tipo de manualidades, así que pedí ayuda a Xtineta, que moldeó estos perfectos cerditos con mucha paciencia. Una vez estén listos, los colocamos sobre la tarta, dejamos que enfríe en la nevera como mínimo una hora antes de consumirse ¡y ya está lista!

Espero que os guste y os animéis a prepararla. Os aseguro que merece la pena y está realmente deliciosa.

¡Abrazos!