viernes, 13 de junio de 2014

Una visita a la almazara de Casas de Hualdo

En El Carpio del Tajo (Toledo), a más de dos horas en coche de la Comunidad de Madrid y atravesando un amplio paraje cuyo final no se vislumbra, cruzado por arroyos y vigilado por una imponente pareja de águilas reales, se encuentran los vastos olivares y la almazara de uno de los más afamados productores y distribuidores de aceite de oliva en España: Casas de Hualdo.

En este paraje ideal y sobre una topografía ligeramente escarpada que abarca desde los 400 hasta los 600 m de altitud, se asientan más de 300.000 olivos, un cultivo muy antiguo en la región y el pilar fundamental para comprender la historia de Casas de Hualdo.


En 1986, un empresario español llamado Francisco Riberas, adquiere una finca con intención de iniciarse en el negocio de la agricultura. Casi diez años después y tras probar las mieles del éxito y conocer lo que son las buenas producciones, se plantea transformar esta finca en una almazara, con intención de dedicarse al negocio del aceite de oliva virgen extra. Así nace Casas de Hualdo que, beneficiada por las favorables condiciones de la zona, hace que el cultivo del olivo sea sencillo y su resultado impecable.

El clima duro, con temperaturas extremas entre los fríos inviernos, los áridos veranos y los pedregosos suelos, con texturas arenosas y arcillosas, facilitan el control natural de plagas o enfermedades que puedan afectar al cultivo de la aceituna. Con poca lluvia y técnicas modernas de mantenimiento y regadío, prima la calidad del fruto, que da lugar a aceites muy interesantes.

Con la llegada del otoño llega la recolección. La bajada en las temperaturas garantiza unas condiciones óptimas para la recolección. La aceituna, recogida directamente del árbol con modernas técnicas de recolección, es transportada inmediatamente a la almazara para evitar su deterioro o fermentación. Son las mejores materias primas las que se destinan a la elaboración y producción de uno de los mejores aceites de oliva virgen extra del momento.

Todos los procesos de recolección, producción o envasado cuentan con cuidadosos procesos de tratamiento e higiene. Contando con la última tecnología y diseñados para extraer lo mejor del fruto, se evita así el agotamiento de la pasta de aceituna y la desvirtuación del producto.



¿El resultado? Unos aceites de oliva virgen extra de muy buena calidad, con distintas variedades que aportan características y matices propios a cada uno de ellos:

  • Reserva de familia. Se  trata de una edición muy limitada, elaborada a partir de las más selectas aceitunas. Es un aceite muy equilibrado, con matices muy interesantes y una delicadeza muy bien aprovechada.
  • Variedad Arbequina. Obtenido a partir de olivos plantados en suelo franco arenoso, es un aceite sorprendente, muy delicado y aromático. Suave y dulce, está lleno de aromas que evocan la hierba o el campo, con un resultado muy elegante.
  • Variedad Picual. Los olivos plantados en suelo franco arcilloso dan lugar a un aceite muy afrutado y persistente. Intenso y de gran complejidad, este aceite presenta aromas a hoja verde o hierbabuena.
  • Variedad Cornicabra. Uno de los aceites más interesantes de Casas de Hualdo, obtenido a partir de aceitunas recolectadas en olivos plantados en suelo franco arcilloso limoso. De variedad muy tradicional en la zona, es robusto, amargo y ligeramente picante.
  • Variedad Manzanilla. Obtenido a partir de olivos cultivados en suelo franco arenoso, esta variedad destaca por su carácter. Frutado y con recuerdos al tomate y la albahaca, este aceite es equilibrado, con notas amargas e incluso picantes.


Año a año, los aceites de Casas de Hualdo han ido sumando premios a su haber, ya sea en concursos nacionales o internacionales, pudiéndose encontrar la venta en la actualidad en más de veinte países

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